En fin, yo sé que debería ser más literariamente productivo, pero en esta vida no siempre se puede tener lo que uno quiere, y el deber-ser --de acuerdo con lo que estos 26 años a bordo de mí mismo me han enseñado-- es un ideal que muchas veces vale la pena dejar para otro día en que la lívida galbana nos tenga menos adheridos al sillón.
Por eso (¿eso?, ¿qué "eso"?), este post no es un post. Tampoco es un anti-post. Es tan sólo un capricho de mi generosidad, que me invita a compartir con ustedes una cierta tipología que encontré en mis investigaciones de tesis. Es breve y no es precisamente espectacular. Pero es agradable y útil. Sé que la disfrutrán, que sabrán sacar provecho de su modesta sabiduría y que podrán perdonarme que siga sin entregar un nuevo texto original. Hasta pronto.
"1) Una persona positivista no cree y no tiene miedo.
2) Un creyente religioso cree y no tiene miedo.
3) Un supersticioso cree y tiene miedo.
4) El lector de un relato fantástico no cree y tiene miedo".
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