20.9.06
Alameda Campinas - Avenida Paulista
Sábado 27 de mayo
1:00 am
Rua Campinas
1. Estoy en pleno plan de poeta maldito. Claro, poeta becado, patrocinado.
2. Eso ahí[1]: una maldición patrocinada, con todos los gastos pagados.
3. (No mames, soy bien pinche sensible. Y bien pinche especial, eso es lo más importante.)
4. Pão de queijo y caipirinha en São Paulo. Uno no se puede ver más turista que esto. O más local, no lo sé; a esta hora la incipiente borrachera y la confabulación de la neblina con el humo del cigarro todo lo confunden.
La muy hermosa Avenida Paulista. Inmersa en un insomne sauna. En un inmenso sauna nocturno. Un inmenso e inmediato y, a la vez, perdurable sauna nocturno.
La neblina. La neblina que todo lo convierte en paisaje. Y a nosotros no nos queda más que ser “todos huestes del paisaje”. Y el paisaje es poroso y palpable esta noche. Y la neblina parece una poderosa aliada de la luz esta noche. Una aliada poderosa y conveniente. (En la víspera de la antesala de esta noche-sauna, una sonrisa fue exactamente igual de poderosa; sin embargo, sobre su conveniencia aún no me decido.)
Los edificios de la Avenida Paulista se hunden en la masa de la noche, a esta hora en que la niebla y la noche son profusamente prolíficas.
Esta noche los pájaros tienen prohibido tener alas. Y debido a lo riguroso de esta legislación, los pájaros han optado por exiliarse en sótanos sin techo. Los pájaros se han exiliado en sótanos, en síncopas y quizás también en sotanas. Pero las sonatas quedarán vacías de alas esta noche, etc.
Anoche cantó un tenor en la Grande São Paulo y hoy los pájaros prefieren el exilio. (Pero, en el fondo, era por su bien. Pero esto es algo que los pájaros no saben y no entienden. Ellos no tienen nada de tinta en esas garras peligrosas. Nada de tinta, nada de dialéctica, nada de ortografía en esas alas.)
La bella Paulista está más guapa que nunca esta noche. Está tan espesa, tan hinchada de neblina que casi parece de día.
Pero no, ¡oh, fortuna! Es del día la tenebrosa hora. Es de noche profusamente profunda. Es una noche sin bisagras. En la Avenida Paulista hace una noche de...
(...tengo ganas de decir “de humo en bicicleta”, pero esto ciertamente no tendría mucho sentido).
Hace una noche sauna. Sauna trasnochado. Esta noche es una catedral desmesurada, una catedral reinstalada en su dimensión de sauna primordial. El aire libre es como un encierro de cantina. Es un ahogo de humo. Pero es un ahogo limpio y puro y fresco (sin nicotina ni ninguno de esos tóxicos que matan a los ratones).
Esta noche es hermosa en la Avenida Paulista. Y en la guardada sonrisa a favor de cuya inconveniencia recién acabo de pronunciarme.
Romeo Tello A.
“Life is many days.
It will end.”
James Joyce
“La vida como un comentario de otra cosa que no alcanzamos, y que está ahí al alcance del salto que no damos.
La vida, un ballet sobre un tema histórico, una historia sobre un hecho vivido, un hecho vivido sobre un hecho real.
La vida, fotografía del númeno, posesión en las tinieblas (¿mujer, monstruo?). La vida, proxeneta de la muerte, espléndida baraja, tarot de claves olvidadas que unas manos gotosas rebajan a un triste solitario.”
Julio Cortázar
[1] El lector atento y enterado percibirá en el uso de esta expresión la influencia del Brasil en mi lenguaje. Gracias, lector. Gracias, Brasil. Gracias, Vida.
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